Nota: Este rant tiene spóilers de la trilogía reboot de Tomb Raider.
En la trilogía reboot de Tomb Raider, tal como en las anteriores, Lara Croft está al centro de la acción. Sin embargo, en la nueva trilogía la conoces mucho más de cerca. Sabes lo que piensa, conoces sus sueños y aspiraciones.
De hecho, el último juego, si bien, es una búsqueda del tesoro (para evitar un apocalipsis) también es una búsqueda por parte de Lara de su lugar en el mundo. Ella no ha dejado de buscar a quiénes mataron a su padre y si bien ésta fue la primera razón por la que comenzó sus aventuras; Lara también está buscando quién es ella y cómo salir de la sombra de su padre.
Creo que es algo con lo que muchos podemos identificarnos. Porque la pregunta: ¿Quién soy? Es una muy válida en todo momento de nuestras vidas. El viaje de Lara la lleva a escalar montañas, cazar animales, escapar de villanos, descifrar puzzles y, antes de que ella misma se dé cuenta, está siguiendo los pasos de su padre y muy cerca de superarlo.
De regreso a casa
Al final de la trilogía reboot, ella está en un lugar muy distinto en el que comenzó. Sí, okay, está en su casa (la mansión Croft), pero ésta ya no es la casa de sus padres, es la suya propia, su propio estudio, su vida y sus decisiones. Lara es una exploradora porque ella quiere serlo y es éste momento de empoderamiento y plenitud uno de los más satisfactorios que he experimentado en un videojuego.
Me recuerda a Uncharted 4, y ese final en el que Nate finalmente ha adquirido balance entre su vida personal y la aventura que no para de llamarlo. Lara aún no llega a ese punto en su vida, para nada, para ella éste final es más bien un comienzo. Está lista para ir en más aventuras y decir, sí está soy yo, Lara Croft y sí salto a cenotes sin saber si podré salir de ellos.
En verdad jueguen Shadow of the Tomb Raider, es una experiencia única que no los defraudará. Si quieren leer una reseña más completa, la encuentran aquí.