Hay algo curioso con el fanatismo. No sólo nos vuelve ciegos, sino que nos hace creer que un producto tendría que servirte a ti, tal como quieres que sea. Que las partes que a ti te emocionan y que te convirtieron en fan se queden inmanentes, mientras que a su vez, éste producto evolucione y te siga sorprendiendo como la primera vez que lo viste. Es un poco como las relaciones amorosas. Cuando conoces a una persona que te gusta y te enamoras, no te importan sus defectos y pronto acaba en un pedestal.
Poco a poco, al menos en una relación larga, las cosas progresan y, aún cuando sigues (esperemos) sintiendo amor o cariño por esta persona, tu emoción inicial nunca será la misma y, quizá, hasta veas esos momentos iniciales como algo idílico. Algo a lo que te gustaría volver. Sin embargo, en las relaciones, como cuando ves una película por primera vez, esa emoción inicial es difícil que vuelva.
Es por esto que, cuando leo a los fans decepcionados por Star Wars: The Last Jedi me cuesta trabajo entenderlos. La película es Star Wars. Es casi tal cual el Star Wars que conocimos por allá en los 80s, y no sólo eso, introduce algunos elementos nuevos (personajes, elementos visuales y hasta conflictos) que nunca antes habíamos visto en la saga.
Porque, vamos, Star Wars siempre fue un western con navecitas, con personajes tan arquetípicos que hasta podríamos llamarlos cliché y un camino del héroe simple, sin desviaciones. Con one liners, con personajes entrañables, bromas medio bobas, y un conflicto simplisímo: el bien contra el mal, el light side contra el dark side. Y sí, con todo eso, soy súper fan de la saga.
Kylo Ren VS Rey en STAR WARS: The LAST JEDI
En esta nueva entrega, Rey, quien viene a tomar el papel del héroe que en su momento fue Luke (para la trilogía original) avanza en su viaje del héroe al enfrentarse a un conflicto interno entre estos dos lados de la fuerza. Por su parte, Kylo Ren, sufre del mismo conflicto, y, de manera muy exitosa, finalmente vemos el crecimiento de un villano en la saga de Star Wars.
Sí, lo intentaron con Darth Vader, tanto en la trilogía original como en la trilogía precuela; sin embargo cuando conocemos a Darth Vader (en episodio IV), éste personaje ya es un villano. Nos queda muy claro desde la primera vez que lo vemos caminar por la nave rebelde en búsqueda de Leia. Más adelante, nos enteraremos que sí tiene un conflicto interno, que ya para episodio VI resultará en la salvación de nuestro héroe: Luke Skywalker. En la trilogía precuela, Anakin evoluciona poco a poco en su camino hacia el lado oscuro, pero y por grandes fallas en la realización, pareciera en ocasiones que el personaje avanza hasta ese momento porque la trama de la película lo necesitaba y no porque naciera del personaje. No es verosímil.
Kylo Ren es diferente y resulta en una antitesis perfecta para Rey. Gracias a un uso excelente de close-ups, diálogos, vestuario, iluminación y en general diseño de producción: el conflicto entre ambos personajes escala poco a poco en el filme para encontrarse un momento culminante realizado de una manera impecable por el director Rian Johnson. La cúspide del conflicto es una secuencia digna de verse en pantalla grande, y de ser mirada después, cuadro por cuadro.
Es de resaltar el papel de maestro indeciso de Luke. Usualmente los maestros son figuras que saben lo que quieren y lo que debe hacerse. Luke no está seguro (tal como no estaba seguro de irse de Tatooine cuando lo conocimos en A New Hope) y es esta indecisión la que marca tanto a Kylo Ren, como a Rey.
De hecho es Luke quien tiene una de las escenas que menos me gustan del filme: una broma tonta al momento en que conoce a Rey, que le quita todo dramatismo al desenlace de The Force Awakens. Y sí, de éstas bromitas medio forzadas hay varias a lo largo de la película (oh, Disney, dale permiso a las cosas dramáticas de ser dramáticas).
Bueno y ¿qué hay de lo demás? Toda la película se mueve realmente en torno a estos dos ejes: la rebelión y el imperio, y los veremos enfrentarse de diferentes maneras: ya sea entre Snoke y Luke Skywalker (como los dos maestros de los jóvenes Rey y Kylo), en la Generala Leia y el Almirante Hux, en Finn y Phasma, en muchos enfrentamientos de naves espaciales, y hasta en Poe y su propia arrogancia (uno de los valores pináculo del lado oscuro y que queda claro al finalizar el filme, que no tiene cabida en un héroe de la rebelión). Cada uno de los personajes principales: Fin, Rey, Kylo, Poe y hasta el mismo Luke evolucionan y se convierten en algo distinto a lo que eran al inicio del filme.
Sí, quizá algunos de los villanos quedan opacados por sus contrapartes y pierden fuerza, sobre todo si los comparas con su mancuerna positiva y más aún con otros villanos de la saga. Sin embargo, hay un fino balance narrativo.
Nuevos personajes
Más allá de esto, se introducen un par de personajes que añaden valor a la franquicia y nos presentan con dos tipos de persona que nunca habíamos visto en Star Wars: una almirante ruda (Holdo), que en sus mejores momentos me recuerda a Madame President de Battlestar Galactica y una nerd también muy aguerrida, firme creyente de los valores de la rebelión (Rose).
También, hay algo más que no habíamos visto antes en la saga: un conflicto armamentista y nos presentan a unos villanos velados en los comerciantes que viven de vender armas a los dos lados de la guerra de las galaxias. Por primera vez, ambos lados tienen la culpa. Porque, este planeta casino (Canto Bight) no existiría y no veríamos el abuso a la fauna local y a los niños que los cuidan, de no ser por el enfrentamiento de la Rebelión y el Imperio.
No puedo terminar esto sin mencionar la increíble producción del filme, el diseño de arte, la cinematografía y la música se compaginan en una realización que en verdad tiene que verse. Ya estoy augurando que la cinta ganará algunos Oscars al respecto.
Tampoco puedo dejar de lado a mis nuevos favoritos: los porg y los lobos de cristal. Sí, los porg quizá son demasiado, pero ¿saben qué? los ewoks son demasiado y aunque a muchos fans no les gusten, son parte de Star Wars (de esos defectos que nos gustaría no ver, aunque la verdad a mí no me parecen defectos). El buen salvaje es, después de todo, parte de Star Wars. En este universo, los inocentes ganan siempre, ya sea en forma de porgs, o de gungans o en forma de Fin y Rose que ganan por pura naiveté (en uno de los eslabones más débiles del filme).
Con escenarios impresionantes, personajes entrañables, one liners, bromas bobas, Star Wars: The Last Jedi, pésele a quien le pese, es una de las mejores películas de Star Wars.
Y ahora insertemos un grito de fangirl por las batallas en el espacio, la sorpresiva aparición de un personaje clásico, las actuaciones de Mark Hamill y Carrie Fisher, el adorable BB8, por la escena de comadres de Leia y Holdo, por TANTAS mujeres increíbles, y todo el último tercio de la película.
Y unas lágrimas por Carrie Fisher.