Hay algo curioso con el fanatismo. No sólo nos vuelve ciegos, sino que nos hace creer que un producto tendría que servirte a ti, tal como quieres que sea. Que las partes que a ti te emocionan y que te convirtieron en fan se queden inmanentes, mientras que a su vez, éste producto evolucione y te siga sorprendiendo como la primera vez…